GM evita un pago de 73 millones de dólares en una demanda por accidente de Chevy en 1998

GM evita un pago de 73 millones de dólares en una demanda por accidente de Chevy en 1998

Un jurado estadounidense falló a favor de General Motors, eximiendo al fabricante de automóviles de responsabilidad en una demanda de 73 millones de dólares derivada de un accidente de 2018 que involucró a una camioneta Chevrolet C/K 1500 de 1998. El caso, que se prolongó durante cinco años en los tribunales, dependía de si el cinturón de seguridad de dos puntos del camión estaba defectuoso, dadas las graves lesiones sufridas por la pasajera Allie Mead. El veredicto subraya las complejidades de aplicar estándares de seguridad modernos a vehículos más antiguos y plantea dudas sobre la responsabilidad del fabricante.

El accidente y las lesiones de 2018

En agosto de 2018, aproximadamente a la 1:50 a. m., el Chevrolet C/K 1500 Mead 1998 que viajaba se estrelló contra un árbol y una roca. Mead sufrió lesiones que cambiaron su vida, incluida una fractura de columna, rotura de colon y un traumatismo abdominal grave. Ella argumentó que estas lesiones fueron causadas directamente por el diseño inadecuado del cinturón de seguridad, afirmando que un cinturón de tres puntos habría evitado los peores resultados.

Defensa de GM: Cumplimiento de estándares históricos

General Motors argumentó con éxito que la camioneta de 1998 cumplía o excedía todos los estándares de seguridad federales en el momento de su venta. Los cinturones de seguridad de tres puntos aún no eran obligatorios para los asientos centrales traseros y la compañía sostuvo que su diseño no fue negligente. Esta defensa resalta el área legal gris al evaluar vehículos más antiguos frente a las expectativas de seguridad contemporáneas.

La controversia del cinturón de seguridad

El abogado de Mead, Robert Eglet, argumentó apasionadamente que GM decidió, a sabiendas, no instalar el sistema más avanzado de tres puntos a pesar de su viabilidad económica. Describió el cinturón de seguridad como un “arma” que amplificó las lesiones de Mead en lugar de protegerla. Sin embargo, el jurado finalmente se puso del lado de GM y concluyó que el cinturón de seguridad funcionó según lo previsto: evitó la expulsión pero no eliminó las lesiones por completo.

El veredicto y las consecuencias

El jurado no encontró obligación alguna de que GM advirtiera a Mead sobre las limitaciones del cinturón, considerándolo ni defectuoso ni irrazonablemente peligroso. Eglet había solicitado 64,8 millones de dólares por daños y perjuicios más 8,6 millones de dólares por facturas médicas y salarios perdidos, pero el jurado rechazó la reclamación. Expresó su sorpresa por el resultado y afirmó que el defecto del producto y la falta de advertencia estaban demostrados más allá de toda duda.

La decisión del jurado subraya un punto crítico: los fabricantes no son necesariamente responsables de las lesiones sufridas en vehículos más antiguos si cumplían con los estándares de seguridad de su época, incluso si esos estándares se consideraran inadecuados hoy.

El caso sirve como un claro recordatorio de que la seguridad de los vehículos ha evolucionado, pero la responsabilidad legal a menudo sigue estando ligada a las regulaciones vigentes cuando el vehículo se fabricó originalmente.