La fabricación de automóviles en el Reino Unido experimentó una fuerte caída en octubre, y las cifras de producción cayeron un 24% en comparación con el mismo período del año pasado. El principal impulsor de esta recesión fue un devastador ciberataque dirigido a Jaguar Land Rover (JLR), el mayor empleador automotriz del país, que interrumpió las operaciones durante más de un mes.
Detención de la producción de JLR: el impacto inmediato
JLR sufrió el ciberataque el 31 de agosto, lo que obligó a paralizar inmediatamente la producción. Las operaciones no se reanudaron por completo hasta mediados de octubre, lo que dejó instalaciones clave como la planta de Range Rover en Solihull y la planta de Halewood (que produce los modelos Evoque y Discovery Sport) operando a una capacidad significativamente reducida. El resultado fue una producción total de automóviles en el Reino Unido de sólo 59.010 unidades en octubre, una caída de 18.474 vehículos respecto al año anterior.
Tendencias más amplias de la industria y cifras del año hasta la fecha
La interrupción de JLR pone de relieve la vulnerabilidad de la fabricación moderna a las amenazas cibernéticas. Si bien el incidente fue excepcional, subraya los desafíos más amplios que enfrenta el sector automotriz del Reino Unido. Las cifras de producción en lo que va del año muestran un total de 602.109 coches fabricados, frente a los más de 670.000 a esta altura del año pasado. La dependencia de la industria de los sistemas interconectados la convierte en un objetivo atractivo para los atacantes y las consecuencias pueden ser graves, como lo demuestra este incidente.
Respuesta del gobierno y preocupaciones sobre políticas futuras
La Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Motores (SMMT) reconoce las dificultades a corto plazo, pero sigue siendo optimista y cita iniciativas gubernamentales como un nuevo fondo de innovación automovilística de 1.500 millones de libras esterlinas. Sin embargo, los líderes de la industria advierten que las nuevas políticas podrían socavar el progreso.
En concreto, un impuesto de pago por milla previsto para los híbridos enchufables y los vehículos eléctricos (EV), que entrará en vigor en 2028, está generando fuertes críticas por parte del SMMT. La organización sostiene que este impuesto desalentará la adopción de vehículos eléctricos y perjudicará la fabricación nacional. Como afirmó Mike Hawes, jefe de SMMT, “la competitividad de las inversiones también depende de un mercado interno saludable… introducir un nuevo impuesto especial sobre vehículos eléctricos es la medida equivocada en el momento equivocado”.
El panorama más amplio
La industria automovilística del Reino Unido se encuentra en un momento crítico. Si bien el gobierno pretende posicionar el sector como un activo nacional estratégico, políticas como el próximo impuesto a los vehículos eléctricos amenazan con sofocar el crecimiento. La combinación de amenazas cibernéticas, interrupciones en la cadena de suministro y medidas fiscales ahora potencialmente contraproducentes crea un entorno complejo para los fabricantes.
El futuro del sector depende de equilibrar la innovación con políticas económicas pragmáticas. Hasta entonces, la producción de automóviles del Reino Unido seguirá sujeta a la volatilidad impulsada tanto por ataques externos como por decisiones de política interna.
